Tenemos prisa

Como muchos de vosotros, mientras estudio, he tenido que buscar un empleo de esos de fin de semana y de verano para pagarme los vicios.

Uno de los trabajos a los que recurre mucho la gente joven cuando necesita dinero, es al de la hostelería. Un gran porcentaje de vosotros seguro que alguna vez ha trabajado en este ramo. Y a este es al que me metí yo, concretamente a un bar/restaurante.

Como podréis suponer en este trabajo se conoce gente de toda clase y color, cada uno con sus manías.

Pues bien, una de las cosas que más me han llamado la atención trabajando en el bar, es que, los que más prisa tienen en que los atiendas y los sirvas, los que más se quejan y protestan si te retrasas un poco en servirles, son precisamente los que no tienen nada que hacer después.

Suena extraño pero es así, yo entiendo que un trabajador, un albañil por ejemplo, que tiene poco tiempo para desayunar, tenga prisa y quiera que lo sirvan enseguida. Pero no comprendo que es lo que tiene que hacer un jubilado que requiere que lo atiendan en exclusiva, que le lean la mente y que le tengan la mesa ya puesta y servida para cuando él entre. Igual es que en la obra que visita habitualmente, a las 10:45 es cuando descargan el material y no quiere perderselo por nada en el mundo.

Si señores, paradojicamente, los jubilados son las personas con más prisa de todo el mundo.

Tengo que aclarar que no todos los jubilados son así, hay gente muy buena y con paciencia (que a veces hay que tener mucha).