De todos es sabido que las religiones, llámense sectas si se desea (de este tema ya hablaremos más adelante) han estado en nuestras vidas desde que tenemos uso de razón, ya en el antiguo egipcio se adoraba a deidades cómo
RA y
AMON. Incluso mucho antes, cuando los hombres iban con taparrabos y las mujeres tenían barba, ya se creía y se adoraba a las divinidades.
Pues bien, ¿cómo creen que sería el mundo actual si el hombre nunca hubiera fantaseado con seres superiores dictadores de su destino y censuradores morales?
No nos damos cuenta, pero toda nuestra cultura esta basada en la religión, en mi caso, la católica apostólica. Ya de pequeños nos hacen llorar echándonos agua fría por el cogote sin necesidad alguna, con la excusa de eliminar el pecado original. La misma madre que minutos antes no te daba el biberón porque el inútil de tu padre lo había calentado 3º más de lo recomendable, ahora se regocijaba viendo como un señor con faldas metía tu cabeza en una charca de agua helada, o cómo dirían ellos, agua bendita.
Y que decir de la comunión, o debería decir, la fiesta del consumismo. Aguantas cómo un campeón las interminables horas de catequesis, las misas de los domingos, los trajecitos horteras, los peinados “
lametón de vaca”, pero lo haces con gusto, por que sabes que al final de este sacrificio vas a tener tu recompensa, vas a recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía y eso te llena de orgullo y satisfacción. Y un huevo, lo haces por los regalos, por esos regalos que luego se convierten en decepción. Para que quieres tú cadenitas de oro, esclavas con tu nombre, relojes sin alarma los cuales no se pueden usar cómo mando a distancia, ropa, etc. Si tú con el barco pirata de playmobil serías el niño más feliz del mundo.
Y no solo está presente en ritos propiamente religiosos cómo los anteriormente mencionados, la religión lo envuelve todo.
De momento no podríamos usar expresiones tan arraigadas en nuestro subconsciente cómo despedirnos con un “
adiós”, o la frase que mas les gusta decir a los americanos “
Dios mío”, y que será del “
Virgen Santa” o del “
Me cago en Dios”, o mejor, “
Me cago en la hostia”. Cuando alguien estornudara ¿qué le diríamos? ¿
cabrón no salpiques?, estaría bien.
Pero no sólo cambiaría nuestra forma de expresarnos, ya no nos podríamos burlar de las absurdas costumbres y ritos del resto de religiones, porque eso si, nuestros ritos y costumbres son serios y con mucho sentido, pero hay que ver el resto de religiones las tonterías que hacen, pobrecitos, son unos ignorantes, ahí están haciendo el tonto creyendo ingenuamente que irán al cielo.
Y la cantidad de personajes famosos que despiertan en nosotros fascinación que no existirían, véase el
Diablo,
Goliat,
David el Gnomo.
Y las pelis, que me dicen de las películas que dejaríamos de ver. Nos perderíamos al gran
Espartaco matando romanos,
Ben-Hur, y al gran Charlton Heston, con una gran barba, anunciándonos los mandamientos. Seguramente ni conoceríamos a
Charlton. En
Semana Santa no tendríamos nada que ver en la tele.
Qué haríamos en los entierros sin la misa funeraria. Probablemente nos emborracharíamos con whisky de garrafón y enterraríamos al muerto en una bolsa de basura para ahorrar pasta.
La historia también sería completamente distinta, sin la excusa de la religión las guerras sólo se producirían por materialismo, poder y/o racismo, vamos cómo siempre.
La Guerra Santa no se conocería cómo tal.
No podríamos admirar las hermosas construcciones eclesiásticas, lujosamente ornamentadas todas ellas. Ni ver al clero bebiendo en copas de oro mientras piden limosna para los pobres. Tampoco nos preocuparía si el AVE pasa o no pasa por debajo de la
Sagrada Familia.
Lo peor de todo no sería eso. Sin las religiones nos quedaríamos sin excusas para celebrar fiestas. Desde fiestas patronales hasta las propiamente religiosas, todas ellas tienen orígenes religiosos. No tendríamos
Navidades ni
Semanas Santas.
Pero todo no sería malo. Todas las bodas durarían 10 minutos, que es básicamente lo que tarda el juez en soltarnos un rollo y firmar 4 papeles. Exceptuando los bares cercanos a las iglesias, todos saldríamos beneficiados.
Y también podríamos poner la 2 los domingos por la mañana perfectamente, sin tener que tragarnos el tostón de misa. Además, podríamos comer carne el
Viernes Santo en casa de las abuelas.
La conclusión que se puede sacar de todo esto, es que independientemente de si las religiones benefician o perjudican al hombre, lo que esta claro es que el mundo sería completamente diferente sin ellas. Probablemente acabaríamos degenerando en otra cosa igual o peor que las religiones.
PS: He creado una nueva religión por si alguien se quiere apuntar, se llama la
“Religión culera”. Si no puedes con el enemigo, únete a él.
